El día de hoy, una alumna de la carrera de Administración compartió con nosotros una experiencia que, aunque vergonzosa para ella, resulta ser bastante común entre los estudiantes: el tener que reclamar o incluso rogar por un punto para aprobar un curso. Ella nos relató: «Fue a rogarle 0.5 al profe y seguirlo hasta la capilla».
Esta anécdota nos muestra claramente cómo, dentro de la universidad, hasta el más mínimo punto puede hacer la diferencia entre pasar o reprobar una materia. Es un recordatorio de que cada esfuerzo cuenta, y que debemos valorar cada oportunidad académica que se nos presenta.
